miércoles, 22 de octubre de 2008

DE LA CULTURA DE LA VERGÜENZA...

"Los dioses de la Ilíada se interesan primeramente por su propio honor. Hablar a la ligera de un dios, descuidar su culto y tratar mal a un sacerdote, todo esto, comprensiblemente, los enoja; en una cultura de vergüenza, los dioses, como los hombres, sienten prontamente un menosprecio. El perjuro cae bajo la misma rúbrica: los dioses no tienen nada en contra de la mentira declarada, pero se oponen a que se tomen sus nombres en vano. Acá y allá, sin embargo, se insinúa algo más. Los delitos contra los padres constituyen un crimen tan monstruoso que exigen un tratamiento especial: los poderes subterráneos tienen que hacerse cargo del caso. Y una vez se nos dice que Zeus se irrita con los hombres que emiten juicios torcidos. Pero esto lo considero como un reflejo de condiciones posteriores que, por una inadvertencia frecuente en Homero, se ha deslizado en un símil, porque no encuentro en el relato de la Ilíada indicación alguna de que a Zeus le interese la justicia como tal".

"Los hombres sabían que era peligroso ser felices".

"Porque en la Ilíada, el heroísmo no trae la felicidad; su única y suficiente recompensa es la fama. Sin embargo, a pesar de todo, los príncipes de Homero cabalgan atrevidamente sobre su mundo; temen a los dioses sólo como temen a sus señores humanos, y no se sienten oprimidos por el futuro ni aun cuando, como Aquiles, saben que entraña una muerte cada vez más cercana".

E. R. Dodds. Los griegos y lo irracional (capítulo II)

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